¿Y quién contiene a esta niña herida?
Mayo 20
Mi
mamá se ha endurecido, así me lo ha dicho, “ya
no le paro”, sé que eso no es cierto, su rostro se contrae en un gesto de
amargura, y sigue comiendo, todito hasta el final, mientras que quien vejó,
ofendió y humilló se levantó de la mesa, airado y muy dolido por nuestra
pretendida indiferencia ante su dolor, dejando su plato casi a la mitad. Los
corazones allí presentes reaccionaron ante la injusticia, aunque sabemos que
tiene miedo, eso no le da derecho a escupir a quienes le han cuidado de manera
solícita, a desatar esa manera de manipular nuestra voluntad para hacernos
sentir “culpables”, nos hace pagar
toda su furia interior, su corazón no ha conocido el amor, ni siquiera el amor
de Dios. Atesora miedo, rencores, venganza, rabia, quizás porque nunca fue
atendido, fue abandonado y no amado, y yo te pregunto Señor: ¿este dolor tiene
cura? ¿Cuánto daño ha hecho en nombre de este dolor disfrazado de furia? Hoy
oro por él, aunque me provoca irme lejos y dejarlo solo, me asombra que siga
necesitando de su amor y su reconocimiento.
¿Qué
ha cambiado? Hoy le pedí que me escuchara, que me mirara a los ojos, y le
argumenté con buen tono de voz lo que le quería decir. No lloré delante de él,
ni exploté, solo callé y mirando hacia otro lado, le pregunté a Jesús: ¿qué
hago? Lo que me provoca es proferir y despotricar, ayuda celestial, silencio y
atención a lo que pasaba afuera. Ya no soy más aquella hija que se deshace,
movida por la culpa, en explicaciones y disculpas, él no tiene razón, estará
viejito y asustado, pero no le asiste ni la justicia ni la razón. Eso ya no
tiene poder sobre mí, aunque me lastime, no tiene poder sobre mí.
Pero
también cambió mi actitud respecto de mi madre, quien sí vió mis lágrimas, pero en
modo alguno se tuvo que enfrentar con la furia de mi niña abandonada y no
querida. Le pedí asistencia al Señor, y Él actuó en mi corazón, cuando ella
quiso explicarme: -"Yo no he abandonado a su suerte, me decía, más bien lo
he cuidado". De mi sólo salió: - No tienes que explicarme de lo que yo he sido
testigo, sé cuánto lo cuidas y lo atiendes, incluso más que a ti. Mi madre ha
sido víctima de 2 furias, la de mi padre, y luego, la mía, que al sentirme sola,
no querida y no aceptada, también prorrumpía en disonancias e improperios, que
a ella en primer término no le correspondían.
La forma de abordarlo, fue evidentemente distinta, porque en
el carro cuando rompí a llorar como una niña pequeña y Eligio, no sabía qué
hacer, me dijo: “- Esta vez lo hiciste muy bien, ni lloraste, ni agrediste, mantuviste
la compostura ante él, luego me extrañó verte llorar". Yupie, hurra, aunque
estoy mamada (como mango de hilacha) darme cuenta de que mi niña, ya
no es salvajita, hay una parte de ella que se siente amada, aunque todavía
escapen silenciosas lágrimas cuando su papá no la sepa querer, ni le importe un
rábano su vida, sólo importa él, y lamentablemente, mi mamá como coraza y
protección, también ha entrado en la ronda de egoísmo. Bueno… ahí vamos,
pidiendo fuercitas con la oración, recursos con la terapia y drenando con esta
bendición que significa la escritura para mí.
Hoy ha sido un día muy buenoooooo, me voy a
darle gracias a Dios, y mañana Dios mediante sigo.
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