lunes, 31 de agosto de 2015

¿Cuándo te toca a ti?

¿Cuándo te toca a ti?
Junio 22

Ya más de una semana sin escribir, el dolor en medio de la espalda me mueve a sentarme ante la pantalla encendida y teclear. Fue una semana dura y bendecida, de cocinar en cantidades y de intentar comprar comida. Hacer mercado alcanzó un rango deportivo en este país desde que se llenó de escasez, de abuso con los precios y colas. Ya no sólo se han creado nuevas palabras en torno al acontecimiento, casi me atrevo a afirmar que existen unas nuevas categorías gramaticales para nombrar y describir lo que en boca de muchos: no-tiene-nombre.  Largas filas de gente (ya sin dignidad) que se apuestan desde la noche anterior en las afueras de los lugares donde el gobierno vende productos regulados, cual bachacos en espera de llenar sus guaridas, se apuestan en improvisados campamentos nocturnos que incluyen: hamaca o colchoneta, algunos cobertores o cobijas, más la protección con plástico negro a modo de media carpa, todo eso en la acera, a veces con niños, no me quiero ni imaginar lo que tienen que sortear para hacer sus necesidades. Me prometí no acostumbrarme, me prometí orar por ellos y por esta terrible circunstancia que nos rodea. Sabemos que es temporal, todo poder terreno lo es, pero a diario nos preguntamos: ¿hasta cuándo? ¿Qué hacer para no morir de indiferencia?
Por un tiempo, algunos nos mantuvimos con lo que habíamos guardado previendo lo-que-venía, dejando de comer o utilizar algunos productos, o comprando a quienes bachaquean (quienes hacen las colas y venden 10 veces su precio regulado). Pero ya no se pudo más y tuvimos que ceder a hacer las colas, no sólo para proveernos nosotros, sino las casas de los más viejos de las familias. En vista de que la viveza criolla, tanto de menoristas como de mayoristas,  han sorteado con creces todas las previsiones tomadas por el gobierno para tratar de abastecer a la población, o por lo menos a lo que ellos consideran pueblo, se inventaron un sistema para reducirla a su mínima expresión: se compran productos regulados según el terminal de la cédula, además, dentro de los almacenes hay capta huellas. Ahora, toda vez que alguien te pasa un mensajito o what app comunicando que hay harina de maíz o leche en un supermercado, tiene la amabilidad de informarte los terminales de número de cédula que corresponden para ese día: hoy los terminados en 6 y 7. Y a ti, ¿cuándo te toca?
        Me tocó, nos tocó, hacer las colas, principalmente los lunes, y entonces la vida, las citas, incluso el trabajo se organiza en torno de ese día, no se puede hacer nada, sólo la cola, que para no aburrirnos la rotamos entre  este, centro y oeste de la ciudad, aunque hay chinos que si no muestras algún recibo de luz, agua,... para demostrar que vives en la zona, no te venden productos regulados. Y así, en medio de esta situación, transcurren los lunes en mi país.

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