lunes, 12 de octubre de 2015

¿Para qué será buena el agua de mar?


Octubre 10
¿Para qué será buena el agua de mar?

Dice Clarisse Pinkola en Mujeres que corren con los lobos: "A menudo la ruptura del vínculo de la mujer y su intuición se interpreta erróneamente como el rompimiento de la intuición. Pero no es así. No es la intuición la que se rompe, sino más bien el don matrilineal de la intuición, la transmisión de la confianza intuitiva entre una mujer y todas las mujeres de su linaje que le han precedido en este largo río de mujeres que se ha represado." Por eso fuimos al mar que es el morir de todos los ríos, allí se produce el encuentro de nuestras aguas con las otras y sus colores, sus miedos, su sabiduría y su prudencia, sus sustos y sus aprendizajes... Por eso, ahora que ya todas cumplimos los 50 (o más), y que hemos visto crecer nuestros vientres con la maternidad y hemos llorado nuestros propios muertos, nos encontramos de nuevo, ya no en la casa de mi tía, sino junto al mar. 
No sólo ha cambiado la geografía de nuestros cuerpos, nuestra ingenuidad o lo que quedaba de ella fue ahogándose... ya no somos las mismas a las que nuestras madres disfrazaban en carnavales para llevarnos al paseo Los Próceres en Caracas. Hay cambios trascendentales: los abdómenes se han abultado, los senos se han caído, los rostros tienen líneas que indican el paso de los años, pero somos un grupo de mujeres que tienen un vínculo invisible del cual también me siento cómplice, me siento parte de esas mujeres buenasmozas, valiosas y valientes que no se dejan amedrentar tan fácilmente por las tempestades, y aunque hemos conocido las tristeza y la derrota también hemos salido aprendiendo alguna que otra la lección. Hemos navegado en la oscuridad con el deseo ardiente de encontrar la luz.

Una de mis primas descubrió que el agua de mar tiene múltiples propiedades curativas, entre ellas que contiene todos los elementos de la tabla periódica y que su pH es neutro, y por eso recomiendan tomarla a diario en una proporción de 1 a 5…repitió ese cuento durante casi todo el paseo, y por supuesto fue objeto de burlas, pero al final del viaje cada una se llevó para su casa: una-botellita-de-agua-de-mar. Pero en estos días de primas descubrimos otras propiedades curativas...
Remojadas en sus aguas revelamos nuestros monstruos y los echamos a volar, a veces compartimos cómo lo hicimos.
Escuchando su vaivén salieron del corazón hermosas palabras, la sabiduría concluyó, sólo el perdón conduce al amor.
Mientras sus olas golpeaban nuestras piernas, el alma confesó tristezas que no logra comprender ni perdonar, ese corazón que llora consiguió escucha y compresión.
Al calor del sol de mediodía se hicieron promesas de acompañarnos, y aunque la distancia exista, siempre está la oración, una de mis primas se encontró en la playa una imagen de la Virgen María que se formó en un coral y me la obsequió.
 Fueron días de compartir confidencias sobre los hijos, los maridos, los trabajos, la jubilación..., surgieron recuerdos que sólo entre nosotras tienen sentido, trajeron risas y complicidad. Fue todo un ritual femenino junto a la matrona, que ya ha visitado en otras oportunidades el mar, también Dios quiso que lleváramos de la mano a una primita, apenas con 21 añitos, ya está lista para iniciar su despedida a la ingenuidad.
Remojadas en ese turquesa apacible y lleno de algas, acompañadas por algunas cervecitas  o mojitos se interpretó la sinfonía de los lazos familiares...la armonía musical que sólo produce el amor y la confianza, la historia compartida. Bendito encuentro, ¡qué vivan las primas con menopausia y más de cincuenta! Si saben que publiqué ésto me van a matar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario